El sobrino huérfano de Beth Cavell sólo quería dos regalos de Navidad: nieve... ¡y un papá! ¿Qué debía hacer una buena tía como ella?
Por de pronto alquilaría una cabaña en medio de la hermosa naturaleza de Canadá... Allí fue donde encontró a Riley Keenan, que sentía la misma simpatía por la Navidad que por los niños y sus tías; es decir, ninguna. Pero poco a poco, la encantadora Beth y su sobrino estaban consiguiendo ablandarle el corazón. Y entonces empezó a caer la nieve. ¿Se cumpliría también el segundo deseo de Jamie?
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